En una empresa americana situada en Bogotá los trabajadores se preparan para un día más de trabajo, pero algo extraño esta ocurriendo. Primero el caos en los puntos de acceso, parece que las tarjetas de algunos empleados no funcionan y no se les permite el acceder al edificio, más tarde los trabajadores de origen estadounidense se percatan de que ellos son los únicos que ese día han accedido al lugar, el resto, por alguna razón desconocida, ha sido enviado a sus casas.
De repente el edificio se cierra herméticamente y una voz desde megafonía propone un macabro juego: tendrán que matar a dos personas antes de 30 minutos o varios de ellos morirán al hacer explosión el chip, que supuestamente por seguridad al ser Bogotá un país peligroso, se les implanto en el cuerpo.
Agradable, y sangrienta, sorpresa, principalmento porque de su realizador, el responsable de las dos entregas de WOLF CREEK, no esperaba nada destacable, que además esconde en su interior mucha mala leche.
Y todo ello se lo debemos sin duda al guionista, James Gunn, que tras sus inicios en la TROMA con TROMEO Y JULIETA empezó a llamar la atención con su guión para AMANECER DE LOS MUERTOS y que nos ha regalado cintas tan apreciables como realizador como SLITHER, SUPER y, como no, LOS GUARDIANES DE LA GALAXIA.
Gunn además se trae consigo a varios de sus actores fetiche como Michael Rooker, Gregg Henry o su hermano Sean Gunn que se une a a un reparto perfecto en sus papeles desde ese "ejecutivo agresivo" que compone un brutal Tony Goldwyn, o esa mala bestia que nos brinda John C. McGinley, hasta ese "héroe a la fuerza" interpretado por John Gallagher Jr.
Brutal, salvaje y no exenta de ironía y muy mala uva. Totalmente recomendable.
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