lunes, 24 de febrero de 2014

CABIN FEVER 3. PATIENT ZERO de Kaare Andrews

     La primera entrega de la saga CABIN FEVER, del sobrevalorado Eli Roth, llego en el 2.002 apadrinada por el mismísimo Quentin Tarantino y con muy buenas referencias, había quien decía de ella que era el EVILDEAD de la nueva era. Tal vez por ello la decepción que me provoco la cinta fue bastante grande. Pero es que la historia del habitual grupo de amigos que van a pasar unas vacaciones a la no menos habitual cabaña en el bosque que acaban infectados por un extraño virus que te va desintegrando poco a poco estaba llena de incongruencias (las reacciones de la pandilla ante los echos eran totalmente ilógicas) y momentos absurdos (ese niño mordedor y saltarin) y sólo se dejaba ver por sus momentos gore bastante conseguidos.

     CABIN FEVER 2. SPRING FEVER, del aún más sobrevalorado Ti West (¿soy yo el único que se aburre soberanamente con sus "pelis"?), llego en el 2.009 cuando nadie la esperaba y trasladaba el virus mortal de la cabaña a un instituto durante el habitual baile de primavera. Si os digo que lo único salvable de la cinta eran su prologo y su epilogo, rodados en animación, en los que se narraba como llegaba el virus del bosque al instituto y del instituto al resto del mundo ya os lo he dicho todo.


     Pues bien ahora nos llega CABIN FEVER 3. PATIENT ZERO, dirigida por Kaare Andrews, conocido por ser responsable de uno de los segmentos de THE ABCs OF DEATH (V is for Vagitus) y de la discreta ALTITUDE. Y la cosa ha mejorado un poco pero no tanto como para echar cohetes.

     Nos encontramos con dos historias paralelas que terminan convergiendo. Por un lado tenemos al superviviente de uno de los brotes de la infección, que es portador pero no la sufre, atrapado en un laboratorio oculto en una isla al que están sometiendo a múltiples experimentos. Esta es la parte más interesante, lastima que no se profundice más en ella y en todo el tema de los protocolos y demás historias relacionadas con los brotes infecciosos.

     Por otro tenemos al típico y tópico grupo de amigos (tres chicos y una chica) que has decidido celebrar la despedida de soltero de uno de ellos emborrachándose y fumando porros en una isla supuestamente desierta ¿Adivináis cual?

     Lo dicho, la primera historia tiene algún punto interesante pero por desgracia la segunda se la come hasta el punto de desaparecer durante buena parte del metraje y cuando reaparece uno tiene la sensación de que lo que ha pasado allí y no nos han contado era mucho más interesante que la historia del grupo de jóvenes que esta repleta de lugares comunes. Si a esto añadimos que una vez que las historias se cruzan la historia empieza a encadenar traiciones y maldades entre los supervivientes que no siempre tienen lógica (¿Si estuvierais infectados por un virus que provoca que se os caigan partes del cuerpo con apenas rozaros os meteríais de lleno en una pelea a puñetazo limpio?) los aciertos parciales de los primeros minutos se reducen bastante.

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