A pesar de contar en su reparto con un Bond, James Bond como Pierce Brosnan y una chica Bond, James Bond como Olga Kurylenko la cinta tiene muy poco que ver con el universo Bond, James Bond y mucho que ver con aquellas “pelis” de espías de la época de la guerra fría, muchas de ellas con Michael Caine de protagonista, como por ejemplo EL CUARTO PROTOCOLO, en la que, mira por donde, Brosnan era el inquietante malvado.
Así pues tenemos al ex-agente secreto, retirado tras la típica “misión que salió mal” que vuelve momentáneamente al servicio para una misión en apariencia rutinaria, y relacionada con alguien de su pasado que ha pedido que sea él quien se encargue, que resultara no ser tan rutinaria y que terminara con el protagonista enfrentándose a todo el mundo, los suyos inclusive.
Efectivo reparto, Brosnan en un papel que le viene como anillo al dedo y puede hacer con los ojos cerrados; una sorprendente Kurylenko (a mí esta actriz aun no me había convencido), a la que la publicidad de la cinta le hace un flaco favor al potenciar el único momento en que luce palmito y un estupendo Bill Smitrovich encabezando el reparto; lastima que Luke Bracey (el pupilo enfrentado al maestro), su personaje merecía algo más de desarrollo; Caterina Scorsone, su cara a cara con el personaje de Smitrovich demuestran que actriz y personaje también merecían más y sobre todo Will Patton, con un personaje que solo esta ahí – OJO SPOILER – para jugar al despiste – FIN SPOILER-no tengan más momentos de lucimiento.
La principal pega, al menos para los espectadores más jóvenes, es que la cinta no solo se parece argumentalmente a las cintas de espías antes mencionadas sino también en estilo. Hay persecuciones y tiroteos pero están rodados de un modo más tradicional o artesanal sin grandes alardes técnicos o de especialistas, salvo alguna entrada/salto disparando en el aire del personaje de Bradley.
Quizas el guion juega demasiado al despiste durante la primera mitad de la cinta provocando la confusión que no era del todo necesaria y se le da demasiada importancia a la relación entre Brosnan y Kurylenko cuando resulta mucho más interesante, y entretenida/divertida la de Brosnan con Bradley, esos piques que le lanza Brosnan en las escenas de acción son lo mejor de la cinta.
En definitiva, correcta y bastante entretenida cinta de espías que gustara más a los espectadores más veteranos y que comprendan que no van a ver un Bond, James Bond o un Bourne.
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