lunes, 30 de diciembre de 2019

MERLI: SAPERE AUDE

 

TEMPORADA 1



AVISAR QUE EL ARTICULO CONTENDRÁ SPOILERS

Anoche me ventilé de una sentada (es lo que tiene el insomnio, y dormir mayormente de día el resto de la semana) la primera temporada de Pol Rubio. Y digo de Pol Rubio, porque aunque ésta se titule (principalmente) Merlí, por obvias razones de marketing, el protagonista absoluto (aunque la serie sea aparentemente coral) es nuestro pícaro y atractivo "chulito" favorito de ojos profundos. 
 Y esto es todo un acierto, porque por un lado Pol (Carlos Cuevas) era, tanto por la parte argumental, como por la actoral, el segundo personaje mas atractivo de la serie original, solo a rebufo del huracan carismático que era el Merlí Bergeron (Francesc Orella) que daba nombre a la misma. Hecho este que podemos pensar que tal vez ya estaba en mente de su creador, Hector Lozano (el de dar ese protagonismo subyacente a Pol), en contra, tal vez, de que en el discurrir de la serie se dieron cuenta de que tenían un filón por explotar en esa dupla Pol Rubio/Carlos Cuevas. Por lo tanto era el paso lógico a tomar en esta serie ¿continuacion?¿derivada? ¿Qué mas da? Y por otro porque, a pesar de seguir una estructura parecida a la serie "madre", esta sigue un camino propio, alejándose (parcialmente) de esa figura/guia que encarnaba el peculiar profesor de "filo", siendo tanto Pol, como los espectadores, menos dependientes de ella, mostrándonos unos personajes mas maduros, que ya meten la cabeza en el mundo "real" adulto, y van fraguando, y consolidando, sus yos definitivos, de cara al resto de sus vidas. ¿O no? Como se dice en la serie, el yo siempre esta en constante cambio y evolución, a pesar de ser el mismo.

Si bien, como digo, la serie se aparta en apariencia, pero no espíritu, de la estructura dependiente de esa figura de referencia, no podía faltar un personaje de unas características similares. Acierto pleno por el hecho de ofrecer a la audiencia algo distinto, y porque Merlí era mucho Merlí, y sustituirlo era difícil, y las comparaciones ya se saben que son odiosas. En ese apartado, y recogiendo el testigo del veterano actor (y actor de doblaje), nos encontramos a una estupenda María Pujalte como María Bolaños. Esta, al igual que aquel, se nos presenta como el referente a seguir. La profe guay, talentosa, carismática, ingeniosa y que no encaja en el sistema. Pero al igual que el original se revelara como un ser fallido, con taras, algo torpe incluso, que no se adapta a su entorno, o su entorno a ella. Que parece tomar las decisiones que menos le convengan a su devenir vital. Vamos, lo que es el ser humano en esencia. Y aunque, como digo, no quiere ser Merlí, son evidentes los paralelismos. Pero aquí ya no es esa figura fundamental, con (casi) todas las respuestas, y la referencia clara a seguir por el resto de personajes. Y pasa a ser un elemento mas de la cosmología de la serie, recayendo ese papel en los obvios hombros del futuro (como ya vimos en el revelador epilogo de las serie original) profesor de filosofía. Decir que el posible fantasma de Merlí, cual maestro Jedi fallecido, podía haber flotado sobre la trama, y en espíritu se puede decir que se le recuerda, pero no acaba siendo así, porque el guionista no quiere que la narrativa quede empañada, y esto se refleja argumentalmente en la aparición de este como una especie de Obi Wan Kenobi espectral, quedando zanjado así, a modo de homenaje, tanto para el actor como el personaje, y como concesión de cara al espectador.

Otro de los (no a priori) aciertos, es el hecho de fulminar a la mayoría de personajes previos que ya conocíamos. Digo no a priori porque, tal vez, no seria la mejor decisión, ya que los espectadores estaban familiarizados con estos y ya los querían, y les hubiese gustado volver a compartir momentos con ellos, y muchos podrían haberse decepcionado de no volver a encontrarse con los mismos. Pues bien al contrario, es una decisión formidable, pues la serie se refresca, e incluso es la evolucion lógica de los hechos acontecidos anteriormente. Siendo bastante normal el que te distancies de tus antiguos compañeros del "insti" y te centres en los nuevos que conozcas en la "uni". Manteniendo contacto solamente con los que tenias mas cercanía. Siendo el principal ejemplo de esto, evidentemente, Bruno (David Solans), un acierto rebajarle el protagonismo, a mi modo de ver (pero estando presente aparentemente de manera orbital), pues ya sabemos por el citado epilogo que acabaran juntos, aunque no sabemos que caminos les llevan hasta ahí. Dejando vía libre a nuestro Pol para seguir buscando su camino, y experimentando, de manera física y emocional. Un pequeño pero le pondría al hecho de que al personaje de Tania lo "despachan" con apenas una frase, mereciéndose, tal vez, una "salida" un poco mas honrosa, pues en su momento formó parte de una de las tramas mas interesantes, la cual culmino en el trio que acabaron formando esta, Pol y Bruno. Aclaro que no se hecha de menos a su personaje, eso si. Otro hecho que queda un poco raro, es la relación del padre de Pol y su antigua profesora, Gloria. Pero que poco a poco va encajando en la trama, y de igual manera se va aceptando, haciendo evolucionar, un poco, al padre y su relación con su hijo. 


¿Y que pasa con los (pocos) personajes nuevos? Otro inesperado acierto, pues las tramas no se dispersan tanto y es mas fácil que confluyan. No me entendáis mal, en la original estaba todo muy bien hilado y tratado, pero no siempre se puede estar igual de inspirado, y, de nuevo, se cambia de dinámica, agradeciendose ese cambio, que se suma a los demás para diferenciar, en la medida de lo posible, esta serie con la anterior. Además que es un reflejo de como es el ambiente de instituto, mas como una pequeña gran familia, con el de la universidad, mucho mas disperso.  Al principio no parece tenerse claro por donde van a ir, pero una vez que se nos han presentado se va perfilando de manera lenta, pero segura. Siendo un reflejo de las distintas clases sociales (y económicas) que representan, pero desmontando, en algunos casos, las apariencias, y mostrándonos que no todo es como parece, y que todos llevamos distintos demonios dentro, preocupaciones o inquietudes. Siendo el mejor retratado de todos ellos el personaje de Rai, el cual va tomando mas y mas importancia con el paso de los episodios, quedando al final como claro competidor, junto a Bruno, por el ¿corazon? de Pol. Porque a pesar de que Pol le deja claro a Bruno su, aparente, desapego emocional por él, el Bergeron pequeño nunca deja de revolotear por su vida.

Lo mejor de la serie, como en la anterior, sus diálogos, combinación de emociones y filosofía, marca de la casa ya a estas alturas. Que refleja muy bien el estado emocional de los personajes, sus inseguridades y lo que (creen) quieren de la vida. Una vida para la que, tal vez, no están tan preparados como pensaban, y lo que creían y esperaban cambia por completo sus perspectivas de esta al sumergirse en este mundo académico mas exigente, y mas adulto. Tomando decisiones que nunca hubieran esperado, o encontrando amistad, amor o consuelo (o no) en las personas mas inesperadas.



Mención aparte a un magnético Carlos Cuevas, que si bien puede no llegar a la altura de su predecesor, no deja de ser la razón principal, junto a "su" Pol, de esta segunda serie. Quedando en un segundo plano, y muy claramente, el resto de personajes/actores. Desde un principio hizo suyo el personaje. Siendo un tanto esquemático, en apariencia, al comienzo, pero mostrándonos poco a poco los distintos matices de un personaje estupendo. Puede que como digo, sobre el papel, no sea superior al Merlí de Orella, pero lo suple con creces con presencia, saber hacer, y una mirada sincera, picara y enternecedora a partes iguales. Como no caer rendido a esa mirada. Ahí reside el secreto de ese atractivo que tiene Pol en la serie.


En definitiva, una evolucion lógica de lo visto anteriormente. En la que acompañamos a un Pol Rubio en constante construcción. Al cual si la suerte, y la audiencia, acompañan seguiremos en su crecimiento como persona a lo largo de su periplo vital por la universidad, hasta (espero) que llegue ¿al final? de su camino e imparta su primera clase como profesor de filosofía de bachillerato, tal y como vimos. ¿Soñamos con que dentro de 20 o 30 años protagonice su propia serie emulando a su mentor? ¿O tal vez ya la hemos visto?

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