FRACTURA de Brad Anderson

Producción Neflix dirigida por Brad Anderson, director que nunca ha terminado de convencerme ya que casi siempre parte de ideas con posibilidades pero que casi nunca consigue desarrollar como es debido. Ejemplos: SESSION 9, VANISHING ON 7th STREET; y que en esta ocasión parte de un guion del irregular Alan B. McElroy (HALLOWEEN IV, THE MARINE, WRONG TURN) no muy original pero con evidentes posibilidades.

Una historia, en principio, a lo ALARMA EN EL EXPRESO, o, por citar una cinta más reciente, PLAN DE VUELO: DESAPARECIDA, en la que tras un incidente en una gasolinera en una de esas carreteras solitarias un matrimonio lleva a su hija a un hospital cercano. A la niña se la llevan para unas pruebas en las que sólo se admite la compañía de un familiar, así que la madre entra con ella. Un buen rato después cansado de esperar el marido pregunta pero resulta que en recepción no hay constancia de la llegada de la niña y...

A partir de ahí se juega con las posibilidades, o bien él tiene razón y en el hospital se traen algo raro entre manos ¿trafico de órganos?, o bien él está loco (o trastornado por el golpe que se ha dado en un accidente) y todo esta en su imaginación.

La verdad es que la cinta funciona bastante bien durante la mayor parte de su metraje manejando con irregular soltura el equilibrio entre ambas posibilidades; aunque le sobran algunos "truquitos" para subrayar las sospechas del protagonista; pero parte con el inconveniente de que se trata de una de esas "pelis" en que la valoración final va a depender mucho (pero mucho) de como maneje la resolución final, y ahí es donde...

Y es que cuando llegamos al final, si bien es verdad que se aclaran algunos "detallitos" que director y guionista habían ido sembrando, algunos diálogos incoherentes hasta ese momento o frases ambiguas de algunos personajes, el problema es que abundan más esos detalles que te hace pensar en que te han estado haciendo trampa. No es que oculten información, es que la que te están dando es totalmente falsa.

Así ¿Qué nos queda?. Pues una cinta medianamente entretenida, con algunos momentos de suspense bastante logrados y que gana muchos puntos gracias a la interpretación de Sam Worthington, pero cuya valoración final dependerá, y mucho, de tu capacidad para "tragarte" el final que propone la cinta, a un servidor le cuesta un poco.