
Entramos en la historia en si. El protagonista es un aspirante a soldado muy bueno en la teoría pero no tanto en la practica que no consigue superar las pruebas. Así que un buen día su padre, el primer militar que consiguió "fantasmorfarse (?)", es decir eliminar el miedo de su cuerpo y convertirse en invisible para el enemigo, decide llevárselo a una misión de entrenamiento junto con otros soldados, unos cuantos cadetes y algunos huevos de las criaturas que amenazan a la raza humana. Por cierto el padre y el hijo de la ficción lo son también fuera de ella. ¿Redundancia?

Y empieza la aventura. Resulta que la nave a quedado bastante destrozada y que la parte de la misma donde se encuentras las balizas de socorro esta muy, pero que muy, lejos. Así que el "chaval" tendrá que emprender el viaje en solitario para encontrar las balizas enfrentándose no sólo a las criaturas que ahora habitan la tierra sino también a una que surge de los huevos que transportaban en la nave, es decir, a las amenazas de los dos planetas. ¿Redundancia?

Y todo esto lo aderezamos con frases como "tu hijo necesita un padre y no un oficial superior", la que se utiliza como reclamo publicitario "el peligro es real, el miedo una opción" y unas cuantas más, de profundidad similar, sobre la superación personal.
Técnicamente la cinta esta muy bien, algo lógico teniendo en cuenta el presupuesto, pero no consigue trasmitir emoción en ningún momento, aunque hay que reconocerle a Shyamalan que al menos no a caído en el vicio de confundir velocidad con ritmo y que en las secuencias de acción al menos se ve claramente lo que pasa.
A pesar de todo desde mi punto de vista lo único rescatable de la cinta se la música de James Newton Howard.
No hay comentarios:
Publicar un comentario