Unicornio bueno, unicornio muerto
Alberto Vázquez, director tras productos animados tan peculiares como el cortometraje DECORADO o la película PSICONAUTAS. LOS NIÑOS OLVIDADOS (esta codirigida junto a Pedro Rivero), nos ofrece con su último trabajo, ganador en la última edición de los Goya del Premio a la Mejor Película de Animación, una cinta que como mínimo dejara desconcertados, como a un servidor, a la mayoría de espectadores.
Pero desconcertados en el buen sentido de la palabra, ya que sorprenderá por muchas cosas, pero principalmente por esa discordancia (buscada) entre estilo y mensaje/intenciones de la cinta.
Así pues, nos encontramos con una película protagonizada en su mayor parte por unos "ositos", que inevitablemente recuerdan por su aspecto a los famosos Osos Amorosos, que además responden a nombres tan simpáticos y entrañables como Azulin, Gordi, Sargento Caricias, Achuchones..., pero a los que se introduce en un campamento militar, que no tiene nada que envidiar en cuanto a dureza y salvajismo a los de "LA CHAQUETA METÁLICA" o "LA TENIENTE O'NEIL".
En ese campamento, cuyo lema ya es toda una declaración de intenciones "HONOR, DOLOR Y MIMOS", se les entrenara para participar en una sangrienta guerra ancestral contra los unicornios e incentivada por leyendas de estilo bíblico, que incluyen la leyenda sobre la conversión en ser mítico de aquel que se beba la sangre del último unicornio. Esto último será lo que se propondrá Azulin, un "osito" con traumas del pasado que le empujan a desear ser el mejor en todo.
Muy salvaje para una cinta de los Osos Amorosos ¿No?
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